Laboratorio de la Gratitud - Dia 21

Para recordar quien eres, necesitas olvidar lo que  otros te dijeron que eres.

Es un gran misterio cómo funciona la mente. Podemos vivir experiencias muy traumáticas y borrarlas de nuestra consciencia, como si nunca hubieran sucedido. Sin embargo, ellas continúan emitiendo el dolor de alguna manera. Cuando logramos recordar, es como cuando por fin encontramos el lugar de una ficha clave de un gran rompecabezas. Viene más claridad y comprensión.

Para mí fue muy significativa la película “El eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, donde hay una empresa que se ocupa de borrar aquellas memorias feas y dolorosas. Para el cliente, luego de ese proceso, es como si algún hecho o alguna persona jamás hubiera formado parte de su vida. Un hombre quiere borrar los recuerdos con su ex pareja y en el proceso va descubriendo recuerdos muy bellos que no tenía presente. Su ranking había seleccionado los que le traían sufrimiento y descartado los que eran de amor, conexión y felicidad.

Hace unos años participé de un taller de bioenergética cuya propuesta era conectar con nuestros primeros meses de vida. Luego de varios ejercicios físicos nos acostamos en el suelo y los profesores comenzaron a tocar instrumentos musicales apuntando el sonido a nuestros cuerpos. Fui entrando en un estado meditativo muy profundo. De pronto me vi siendo bebé, gateando entre las sillas del living de mi casa. Vi a mi papá, que me alzo y me llevo al cuarto para cambiarme los pañales. Mi mamá observaba desde la puerta la escena y su corazón desbordaba de amor. Ahí recordé: vine al mundo traída por mucho amor. Recuperar ese recuerdo fue un gran tesoro. 

La propuesta de hoy es agradecer los recuerdos y la posibilidad de recordar. A través de ellos vamos reconociendo nuestro transito por la gran escuela de la Vida. Vamos uniendo más piezas de nuestro gran rompecabezas, podemos reconocer quienes somos, todo lo aprendido y hasta reírnos de nosotros mismos.