Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin.
¿Qué hacemos frente a los conflictos? ¿Los evitamos? ¿Los encaramos? ¿Sentimos
ansiedad por resolverlos? ¿Los dejamos para que los resuelva el tiempo?
A veces creemos que si se presenta un conflicto es porque algo anda mal en
la relación, en el trabajo o dentro de uno mismo.
En mi experiencia personal, muchas veces el conflicto surge cuando dejo de lado mi
verdad interna para aceptar algo que no quiero, no me gusta o no siento afín.
Es un arte aprender a hacer acuerdos donde todas las partes sean contempladas.
Lo que si sé, es que más allá de haber podido resolver una confrontacion sabiamente o saliendo machucada, todas esas experiencias me han dejado aprendizajes. Pude conocerme y posicionarme mejor en nuevos escenarios de la vida, desarrollar un sensor interno que me alerta cuando algo huele parecido a alguna situación que ya viví... los conflictos me han dado tanto!
Cada vez que se me presenta un conflicto, siento que tengo una gran
oportunidad: la de descubrir creencias y patrones auto limitantes, aprender a
integrar mi necesidad y la del otro y crear nuevas formas. Pero por sobre todas
las cosas: ver como me vinculo con la realidad.
Cuando logro resolver un conflicto,
crezco, me expando. Y esa posibilidad es una elección personal que todos podemos tomar.
La propuesta de hoy es
agradecer los conflictos. Los que ya atravesaste, los que estás viviendo, los
que vayan apareciendo y reconocer los aprendizajes que te estan trayendo.
Recomiendo tomar contacto con el
material de Marshall Rosenberg, autor del Manual de Comunicación No Violenta.
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